Perfidia Innatura

La contubérnica esencia divina irradia bombeantes fluctuaciones de calórica neutrinidad cósmica hacia la palpitante constelación del conglomerado humano, tintineando voluminosas fluorescencias subatómicas que se precipitan en un raudal energético de incalculable potencialidad, configurando un preocupante escenario de caóticas circunstancias. Mientras, en la profunda estancia de los moradores del esférico Quántum terraqueo, la supervivencia metabólica de la existencialidad sapientista pende de un hilo a punto de deshilacharse; los fogonazos y bramidos del díscolo disco solar se repiten incansables como ráfagas balísticas de un revolver espectral. Los antaños profeticistas ya contemplaron, en su afán de prevenir a sus desnaturalizados descendientes, aquellos avatares cíclicos de amenazante concatenación de eolos transmutacionales, que llevados de la premeditación ególatra de súper-densos conceptos ambicionales, encendieron el rojo alarmismo del declive civilizador. Inter-conexionados la obra y el creador en ese lapsus de repulsivo magnetismo presuntuoso, apuntan en sentidos opuestos cuando la precipitación del momento llegado, manifiesta elocuentemente la perfidia magnificiente que supone el descalabro pánfilo entre las partículas de ínfima suposicionalidad inversa. Esto hace que toda la esforzada e interesada ciencia humanística sea incapaz de penetrar en el caparazón protector del devenir, bajo fricciones hegemónicas de pretensiones innaturales.
 

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