Convulsa paranoia.

Trémulos compases de adrenalina cabalgan ráudos a través de los pensamientos, congestionados por la extrema aceleración de la enorme mole. Un vértigo de resoplidos nocturnos acometen sin compasión a mis repámpanos auditivos, los cuales son incapaces de decodificar el cúmulo de chirridos bramantes y agresivos. La abertura cristaloide por el que asoma la insigne computadora mental de mi consciente, cede convencida, tras lo cual, una élite informante de órdenes coactivas hace que me repliegue hacia el interior del habitáculo en movimiento.
A partir de ahí, continué el trayecto sentado, leyendo algo de fantasía galáctica mientras era trasladado por el paralelismo sempiterno de la dura línea viaria inacabable.

Anacrónicos rememorandos del pasado.

Ingente desengaño y nueva artimaña de connivencia dadaista. El guión estaba decantado, el artilugio se confabulaba con la desidia teatrera de la puesta en escena; un homenaje a la labor de insignes autoridades conceptualistas de largo entramado nacionalístico. Que premien con más especiales laureles, que no se seca el bolsillo de la "gratificación", que el ojo no guiñe más que para encantar un instante, que no cieguen la voz plumera del teclista ensoñador.
Mis carambolísticas probabilidades estaban echadas con sensitiva enajenación mental, muy previas al desenlace final de la otorgación malideciente. Y no es que no se lo merecieran los otros por méritos acumulados en años de intenso trabajo....Muy al contrario, pero no era el lugar ni el momento. Varios ganan perdiendo fuelle y el resto, cientos, pierden ganando razones para no fiarse de los murmullos saloneros en casas de postín. Estos otros eran, son y reseguirán siendo los inductores a lo anti-sano del ejercicio escribiente bajo una concupiscencia doblegada al amigoteo fraternal. ¡¡Que os vaya bien, anacrónicos rememorandos del pasado!!.
 

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